lunes, 5 de octubre de 2009

El derecho de ser diferentes

"El mundo jamás ha perdonado a quienes superan un poco su mediocridad" Esta frase de Martín Descalzo me parece luminosa y retadora, describe de algún modo el drama que pueden estar viviendo muchas personas, hombres y mujeres, dentro y fuera de la Iglesia, que han decidido defender su derecho, derecho humano, de ser distintos del mundo mediocre que les puede rodear.
A los que han logrado superar un poco la mediocridad de su entorno hoy los conocemos como: héroes, santos, genios, líderes, maestros, guías, visionarios, gente con personalidad. Para mucha gente no han sido -no son- más que locos o desenfocados. Dios les llama de otro modo: Fieles, hijos buenos, gente de confianza, gente fiel a su propia alma, gente honrada, parecidos a Jesucristo.
Es verdad, el mundo (Entiéndase por "mundo" la mentalidad extraña al Evangelio) jamás perdonará a quienes le hagan quedar en ridículo, a quienes le superen un poco y le muestren nuevos y mejores modos de vivir, a quienes le muestren con su propia vida que lo que él nos dicta no es la verdad.
Y el mundo tiene sus secuaces: los mediocres. Mediocres son los que se conforman con pensar como piensa la mayoría, los que viven como vive la mayoría, los que aman lo que ama la mayoría, los que deciden como decide la mayoría. Mediocre es todo aquel que sólo ve y vive por sus personales intereses.
Es un secuaz del mundo todo aquel que -pudiendo serlo- renuncia a ser águila para ser una vulgar gallina por el sólo hecho de temer volar alto, por el sólo hecho de tener miedo de quedarse un poco en soledad. Es mundano todo aquel que es cobarde, todo aquel que miente -que se miente a sí mismo- para obligar a su alma a volar bajo.
No sólo el pecado es la herencia del mundo, lo es también la traición a la propia alma, el aceptar una vida mediocre, sin ideales altos, sin más motivación constante que el emperrado deseo de satisfacer los propios gustos y vivir una vida burguesa, acomodada al sentir y pensar común. Un cristiano mediocre es un traidor al Evangelio. Un consagrado, una consagrada, un sacerdote mediocres son los más grandes traidores a la causa de Jesucristo, aquellos que estaban entre nosotros pero no eran de los nuestros, como decía San Juan.
Rompe con el mundo y le vence todo aquel que se atreve a pensar distinto usando de su derecho de ser distinto, de su derecho de soñar en medio de gente que ya no sueña porque le resulta peligroso para su comodidad y su aburguesamiento. Rompe y vence al mundo todo aquel que se atreve a ser él mismo sin que nadie le dicte lo que va a pensar y decidir. Rompe con el mundo todo aquel que no renuncia a seguir lo que le dicta su propia alma, su propio corazón, su conciencia recta.
Los santos, los héroes, los leales a sí mismos han roto y han vencido al mundo. Han vencido al mundo quienes tienen un amor tan grande que eso les permite tener una verdadera pasión por el bien y por la verdad.
El mundo, la mediocridad, fabrica seres aplatanados, seres sin más ideales que satisfacer la pequeña vida egoísta. Los que se atreven a mirar más alto y más arriba son los que le vencen, pero por ello mismo la pagan caro: se quedan en soledad, sufren la incomprensión, sufren la persecución (oculta, solapada o descarada). A los que vencen al mundo se les suele llamar locos, obsesos, fanáticos, estrechos de mente, fijados en una idea, individuos peligrosos. Dios los llama: Amigos.
Jesucristo, El Señor, fue el primero que venció al mundo y los santos que le han seguido le han entendido muy bien, por algo todos ellos de diversas maneras han experimentado el sufrimiento propio de los que deciden ser veraces y fieles a su propia alma.
El mundo pregona hoy con todas sus fuerzas que lo que más vale es la "tolerancia", sin embargo ese mismo mundo que afirma ser muy tolerante se torna el más intolerante y el más férreo y abusivo dictador cuando ve que alguien osa y se atreve a pensar distinto de él, cuando observa que alguien piensa distinto de él. Esa es la intolerancia -absoluta incoherencia- de los pretendidos "tolerantes", secuaces del mundo.
Ser cristiano en un mundo tolerantemente intolerante es apostar por ser diferentes, es apostar por hacer prevalecer el derecho humano de ser distintos (léase: el derecho de pensar con la propia cabeza y el derecho de ser fiel a la propia alma).
Yo sé que hay gente que lucha cada día, que pasa cada día misteriosos via crucis por ser fieles a su propia alma. A todos ellos estas palabras muy simples pero muy auténticas: Nunca se rindan.
Por eso:
Vaya mi abrazo fuerte y efusivo para todos aquellos cristianos y cristianas, para todos aquellos líderes y visionarios, para todos aquellos pensadores y soñadores, para todos aquellos sacerdotes y religiosas que han optado por vivir a fondo perdido su derecho de ser diferentes.
Vaya mi abrazo fuerte y efusivo para todos aquellos que en este momento sufren en su carne y en su alma los golpes propios del mundo que, llamándose tolerante, no tolera que le contradigan y que le hagan ver que está muy pero muy equivocado.
Vaya mi abrazo fuerte y entusiasta para todos aquellos que sintiendo el peso de ir a contracorriente se ven tentados de retroceder: no lo hagan, no vendan su alma ni su conciencia al mundo, no la cambien por algunos favores pasajeros ni por la sonrisa complaciente de quienes hace tiempo han optado por la vulgaridad de una vida sin ideales, sin altura de miras, sin más motivación que pasarla bien con apariencia de ser justos.
Y recuerden que: Los que no se rindieron, los que blanquearon su manto en la sangre del Cordero, los que lleguen de la gran tribulación, recibirán la corona de la vida y Dios los tendrá por amigos siempre.
Por ello:
Nunca se rindan.
Nunca renuncien a su derecho de ser diferentes.
Nunca.
Nunca.
Nunca.

5 comentarios:

Unknown dijo...

¡Muchas gracias por la arenga! Me llegó en el momento preciso.

Anónimo dijo...

Hola Pater,
no me habia dado cuenta de que tenia ya dos articulos en tan pocos dìas.
Gracias por el articulo q dices q va tambien para mi.
Que bueno q haya habido gente asi de buena para con Dios y que hoy a muchos llamamos santos.
Los caminos son diversos, gracias a Dios que por cualquiera que sea el camino podemos llegar a la Santidad si vamos muy de la mano con Dios y dicernir ello es muy necesario para poder ir bien.
Gracias por todo.
A presto,
LS

Anónimo dijo...

Gracias Padre por sus palabras estaba en pasando por momentos dificiles justamente por querer ser diferente, la intolerancia y burla de familiares y hasta amigos, gracias por darme fuerza y coraje para no dar marcha atras en mis convicciones, gracias Padre y que el Señor lo bendiga y guarde siempre
L.G

Fr. Israel del Niño Jesús, RPS dijo...

Yo suelo pensar en la corona de gloria que algún día será dada a los que PERSEVERAN. Porque creo que de eso se trata: de perseverar siendo diferentes, le duela a quien le duela.
Yo rezo para que cada persona que quiera ser diferente nunca cometa el desatino de "tirar la toalla" sino que al contrario, en aguas adversas aprenda a ser fiel, fuerte y valerosa.
Ánimo, ser cristiano no es algo fácil. A mala hora aprendimos que ser seguidores de Jesucristo era un "cuentito de rosas", nada de eso, por eso el mismo Jesús dijo: "No he venido a traer la paz sino la guerra..." "El que persevere hasta el final se salvará"
Ánimo, hasta pronto, Dios te guarde LG.

Anónimo dijo...

Muchas gracias