martes, 25 de mayo de 2010

Servidor de la Verdad

Recuerdo muy bien aquella mañana en que la TV nos transmitió su elección como sucesor de San Pedro. El cardenal encargado pronunció lentamente su nombre en latín y yo casi salto de alegría porque sí, porque era -por decirlo así- mi candidato al papado. Unos días después de su elección, escuché también varios comentarios quizá bien intencionados o inocentes pero poco profundos: "No me cae este Papa", "Es muy serio", "No me gusta su sonrisa", "Es alemán, es nazi". Posiblemente no tenga la capacidad mediática o el carisma multitudinario y marketero de su antecesor, pero S.S. Benedicto XVI se ha ido ganando a pulso todo el mérito de su lema pontificio, el mismo que da título a este artículo: Servidor de la Verdad.
Debo confesar que nunca habia leído con más gusto una encíclica pontificia como cuando cayó en mis manos su primera encíclica: Deus caritas est. Me quedé pasmado de observar y comprobar tanta inteligencia unida a una sencillez y claridad propias de una mente grande. Apenas hube acabado de leerla recordé las palabras de un antiguo profesor mío: "Los verdaderamente inteligentes hacen sencillas y fáciles las cosas difíciles" (Válido para evaluar a los que pretenden demostrar mucha inteligencia haciendo difícil lo que es fácil).
Tuve la suerte de saludarlo en Roma a poco de comenzar él su ministerio pontificio. En esos breves instantes en que estreché su mano y le miré comprendí que La Iglesia de hoy tiene la dicha inmensa de contar con un Papa realmente humilde. Y es que hay que ser muy humilde para servir a la Verdad, no a tu verdad ni a mi verdad, sino a la Verdad (esa misma que hoy es casi desconocida pero vilmente atacada en distintas maneras).
Leyendo otros escritos, homilías e intervenciones suyas siempre he quedado sorprendido por su servicio leal al Dios Verdadero. No por nada ahora se ha desatado -grandes grupos anticatólicos mediante- una oleada de ataques furibundos, insistentes y a fuego cruzado sobre La Iglesia que él, como Vicario de Cristo, debe confirmar en la fe.
Y aquí viene otra demostración más de su valiente servicio a la Verdad. Lejos de mantener una actitud de encubrir cosas o incluso pecados, escándalos o entuertos de algunos o varios de sus sacerdotes y obispos, ha dicho: "El perdón no sustituye a la justicia" y no ha puesto el acento en la rabia anticatólica o anticlerical de no pocas personas e instituciones sino que con una valentía y audacia poco usual -aún incluso dentro del mismo gremio clerical- ha afirmado claramente y sin rodeos: "La mayor persecución de la Iglesia no viene de los enemigos de fuera, sino que nace del pecado de la Iglesia. (...) La Iglesia, por tanto, tiene una necesidad profunda de reaprender la penitencia, aceptar la purificación, aprender el perdón, pero también la necesidad de justicia. El perdón no sustituye la justicia. Debemos aprender esto tan esencial: la conversión, la oración, la penitencia, las virtudes teologales"
Sospecho que estas declaraciones de S. S. Benedicto XVI han dejado sorprendidos a tiros y troyanos. Unos, los que se pretenden muy fieles a la Iglesia, habrán visto muy arriesgadas sus palabras. Otros, los que miran a la Iglesia a distancia seguramente hasta ahora estarán sorprendidos de tanta honradez y valentía. Yo estoy muy de acuerdo con el Santo Padre y me alegro por su valor.
No es común encontrar hombres dispuestos a servir de tal modo a la Verdad que estén incluso preparados para quedarse solos en ese servicio. Es por lo menos admirable la actitud de Su Santidad. Es elogiable su valor y su serena valentía, sin poses de héroe de miniserie, sin gestos de líder político, sin -tampoco- el histrionismo del fariseo que se rasga las vestiduras por el escándalo.
Sí, La Iglesia sufre el pecado de algunos o varios de sus miembros. Y también goza de las luces y de las virtudes de su cabeza visible, de varios o muchos de sus consagrados fieles y santos.
Sí, es un tiempo de purificación y prueba a gran escala. No pocos obispos seguramente estarán pensando en cómo asegurarse mejor de que sus candidatos al sacerdocio estén debidamente preparados y mejor seleccionados en todo sentido. No pocos superiores religiosos se habrán puesto a pensar seriamente, más seriamente quiero decir, en la formación y el discernimiento de sus religiosos que se dirigen al servicio apostólico entre sus hermanos.
Quizá también la legislación interna podría contemplar a partir de estos hechos, procesos más rápidos para alejar de sus funciones a elementos indignos del sacerdocio o dela vida consagrada.
Toda transformación positiva, todo avance importante no se da sin una crisis que origine nueva vida. S. S. Benedicto XVI está demostrando saber dónde está el norte y hacia dónde llevar la gran barca de La Iglesia. Y como sucede en nuestros grupos humanos, cuando el líder verdadero indica la dirección y la pone bien en alto, siempre sale al frente el que para justificar su mediocridad pone como pretexto el pecado y la debilidad común.
No es fácil -lo adivino- servir a La Verdad en un mundo que antes que servirla y honrarla prefie no tener problemas y escudarse cobardemente en su egoísmo. S. S. Benedicto XVI lleva sobre sí una gran cruz y una gran tarea. Podemos por lo menos ayudarle con nuestra oración y aprendiendo su coraje y su valor, su valentía y su honradez y sobre todo, su decidido empeño por la santidad.

viernes, 21 de mayo de 2010

Anorexia de alma

Resulta interesante observar y escuchar cómo el común de la gente suele repetir cosas que "se dice" sin jamás plantearse la veracidad o no de lo que se afirma. Solemos repetir lo que escuchamos sin atrevernos a investigar, a leer, a informarnos más seriamente, a comprobar lo afirmado. Muchas veces utilizamos como principal y única fuente de información el diario "chicha" de medio sol o el segmento de chismes en la tele o en la radio o una página peregrina de internet de contenido errático y sin confirmar.

Una triste realidad de nuestros pueblos latinoamericanos es que no leemos, o mejor: leemos muy poco y leemos mal. Y cuando leemos nos fijamos en escritos que son tan superficiales que mejor hubiera sido para nosotros nunca haberlos leído. Una buena parte de nuestros jóvenes no tienen un hábito definido de lectura, índice de poco conocimiento, de poca verdad en sus vidas. Varios de los diarios que se exhiben en las esquinas de nuestras calles tampoco educan a leer sino a mirar figuras o fotografías. Y así vamos aumentando nuestra anorexia de alma.

Muchas veces he pensado que gran parte de la postración económica, social, familiar y cultural de nuestros pueblos se debe a que no nos han educado en la buena lectura, no nos han sabido infundir el amor por la verdad, no le hemos tomado cariño a la real investigación científica, por ello como sociedad manifestamos poco afán de superarnos integralmente. Repetimos y repetimos cosas, frases, adagios, opiniones, dichos, etc. Nos llenamos de prejuicios, preconceptos e ideologías con cosas y medias verdades que nunca confrontamos o contrastamos científicamente.

Hoy, además, la cibernética y los demás adelantos nos han facilitado más la anorexia de alma, por ello nos vamos convirtiendo en ávidos devotos del "cut and paste" o del "copiar" y pegar". Producciones e ideas propias: poquísimas y recicladas.

¡Qué bueno sería ver en nuestro Perú, por ejemplo, más bibliotecas que discotecas u hostales!

Sin embargo no pasa eso, todo lo contrario. A propósito: ¿Alguien ha contabilizado el número de discotecas, pubs, night clubes y hostales de nuestras localidades y los ha comparado con el número de bibliotecas por localidad? Creo que el resultado ya a simple vista puede ser deprimente o de infarto. Más todavía cuando nos damos cuenta de que nuestros sistemas educativos no enseñan a pensar con la propia cabeza. Lectura y pensamiento-reflexión: curiosos y raros deportes de una raza extraña y en proceso de extinción acelerada.

No hay nada más animalizante que el convencer a nuestros jóvenes que el leer no sirve de nada. Sin embargo ese es el mensaje que les damos al observar los letreros y avisos de nuestras calles, de los periódicos y de los banners de la misma internet. Nuestros chicos y chicas absorben la cultura del inmediatismo y facilismo. A más anorexia de alma, más vacío existencial, más animalidad, más trago, más sexo cosificado, más soledad, más muerte.

¡Cuánto bien hace el ser amigo de los libros! ¡Cuánto bien hace haber invertido tiempo y neuronas en la buena lectura! Yo estoy muy bien convencido de que una sociedad que lee y lee bien y lee libros buenos y con espíritu crítico, es una sociedad que no se deja engañar. Pero mientras estemos bajo el embrujo de la sensualidad, de placer fácil y pasajero, de las emociones peregrinas, siempre caeremos en el engaño, en la seducción de las ideologías que destruyen al hombre y que lo postran en sus mismas miserias y le cortan las alas para que no pueda volar. No por nada nuestra latinoamérica aú no aprende la lección de su historia pasada y por ello luego de que parecía haber superado la triste etapa histórica de un trasnochado socialismo panfletario y unineuronal ahora vuelve sus ojos sobre líderes reciclados y contrahechos que pretenden una involución social que a la postre nos dejará peor que antes (Castro, Chávez, Evo, Correa, Humala y otros. A propósito: varias veces me he preguntado cuántos y qué libros habrán leído los señores antes mencionados...).

Y esta misma anorexia de alma nos esclaviza de lo inmediato, de lo que es consumible, de lo que es disfrutable y gozable, de lo tocable, de lo palpable y comible, de lo bailable y tragable. Y ese es el mejor anzuelo del otro espectro, atractivo y seductor, del consumismo, mano siniestra de la ideología del capitalismo, ahora llamado economía de mercado (con todos sus líderes conocidos y ocultos en reuniones de grandes directorios). El no leer, el no investigar, el no informarse de verdad, el no cuestionarse, el no reflexionar nos hace caer en las redes sutiles de este moderno dios que nos somete a todos, querramos o no, socialistas y capitalistas, rojos y azules, gringos y cholos, para ofrecerle la adoración de quienes como no saben a quién adorar le han ofrecido sus vidas y sus almas anoréxicas.

¡Cuánto bien nos hace leer y leer de verdad!

¡Y cuánto bien nos hará el ver que con más y mejores lectores también, claro que sí, aparecerán verdaderos escritores, transmisores de verdad y de libertad!

Porque también hay escritores que más les hubiera valido no conocer el arte de las letras ya que con lo que esbozan y narran sólo distraen a la misma gente anoréxica de alma, les sacan un rato de su modorra para contarles ilusiones y para hacerles comer "luces de bengala" (Coelhos, Capras, incluso Vargas Llosas y otros).

Necesitamos acercarnos a La Verdad, a La Libertad.

Hay autores que nos pueden ayudar mucho en este trabajoso esfuerzo por ganar verdadero conocimiento que ilumina y transforma, que alimenta y cuestiona a la vez. Se me ocurre mencionar a escritores y autores como: J.L. Martín Descalzo, H. Nouwen, J. Lafrance, M. Quoist, A. Alaiz, J. M. Pemán y otros más clásicos como: Juan De la Cruz, Teresa de Ávila, Fr. Luis de Granada, G. Papini, F. Dostoiewski, N. Kazantzakis, M. Unamuno, A. Machado y Laín Entralgo. Son los que se me vienen a la mente de inmediato. Quizá la mayoría de ellos son muy desconocidos entre nuestros modernos estudiantes, acostumbrados a los Harry Poters y cosas parecidas...

¿Podremos hacer algo ante la oleada fuerte de inmediatismos y superficialidad que nos rodea y que nos hace creer que somos felices teniendo el alma con una anorexia de muerte?

Que el Señor Jesucristo nos conceda sed de verdadero conocimiento que no embota ni obnubila sino que da vida eterna.

martes, 11 de mayo de 2010

Vidas incómodas y... sanas.

Caso 1:
Se ha ganado el título de profesor de escuela con bastante sudor y lágrimas incluso. En sus años de estudiante quemó muchas neuronas para aprender muchas cosas, para leer, investigar e informarse sobre todo lo que tenía que ver con su profesión. Trabaja en una institución que, como siempre, no le paga mucho, pero le da la oportunidad de dejar en claro que él es un profesional. Y ahí se convierte en incómodo. El círculo de los "colegas" ya no sabe qué hacer para convencerlo de perderse detrás de unas o muchas botellas, de ir a juerguearse con la gente, de aceptar una "platita" de más por aprobar a ciertos alumnos. Cada vez le cierran más el círculo, le van dejando sólo. No le aceptan, no le perdonan el hecho de que él haya decidido vivir "distinto", es decir, derecho y sano. Él está decidido a no traicionar sus principios, pero una vida recta y sana siempre resulta incómoda en un ambiente torcido y podrido.

Caso 2:
En el aula de la universidad todas las chicas fuman y toman licor cada fin de semana, la conversación entre ellas siempre versa sobre sus aventuras amorosas con varios chicos. Por lo bajo se pasan los porros y los mixtos y hay varias que ya casi sondistribuidoras de esas pastillitas de colores muy llamativos y que te hacen bailar toda la noche. Siempre las bromas y los chistes sobre el sexo sin desenfado. Clara no sabe dónde encontrar un poco de aire puro, donde encontrar una conversación más inteligente, dónde encontrar amigas que sean más decentes. Sí, ya le han dejado marginada. No tiene con quién conversar y cada vez que hay un trabajo grupal se le reactualiza el martirio de ser diferente: la atacan en grupo y ella debe resistir. Cuando se ve acorralada por sus compañeras se le viene a la mente el recuerdo de su traje de Primera Comunión y la nostalgia de ese día de pureza la hace volver a caminar a contracorriente. Una vida recta y sana siempre resulta incómoda en un ambiente torcido y podrido.

Caso 3:
- Hey, Javier, ¿no vienes con nosotros? ¡Qué! ¿Te quedas en tu casa para cocinar y planchar ropa? Ja ja ja ja.
Javier aún mantiene un espíritu deportivo y sonríe ante las bromas de sus colegas. Él no sale los fines de semana a tomar licor. Ha elegido estar con los suyos, se ha hecho más amigo de sus hijas, las conoce mejor que nunca, no se cansa de estar con su esposa. Cierto, esas bromas y frases que le dicen duelen en el fondo pero ese es el precio de ser diferente. En el trabajo se va ganando varias envidias, ¿el motivo? Ser feliz y no necesitar de todo eso que sus colegas consumen y tiran. Una vida recta y sana siempre resulta incómoda en un ambiente torcido y podrido.

Caso 4:
Han tocado a vísperas. Sor Emilia va pronto a la capilla y se dispone a comenzar la oración en comunidad. Pasan minutos y nada. Sus hermanas no llegan. No llegarán. Ella luego de una triste espera comenzará a rezar sola una vez más. Es una de las pocas que acompaña buenos ratos al Señor en la capilla. Se le suele ver recogida y silenciosa en el trabajo, se entretiene con Jesucristo, a quien ha consagrado su vida entera. Tiene mucha caridad para con todos. Pero sus hermanas no la ven bien, les parece que es un exceso de espiritualidad, que tendría que ser más realista y dejarse de falsos misticismos. La superiora ha pensado enviarla a misiones populares para que se olvide un poco de tanto silencio y mística... A sus hermanas les va cayendo antipático su modo de ser recogido y humilde. Ella se siente feliz así pero capta que se va quedando sola. Ha decidido ser fiel a su propia alma aunque tenga que pagar un precio alto. Una vida recta y sana siempre resulta incómoda en un ambiente torcido y podrido.

Hoy al igual que ayer ser verdadero discípulo de Jesucristo resulta incómodo para el mundo. Tenía mucha razón El Maestro cuando nos advirtió que "Si el mundo me ha odiado a mí, también les odiará a ustedes" ¿Por qué? Porque no somos del mundo. Porque nuestras vidas siempre le resultan incómodas.
Lo advirtió también, desde su profesión, aquel psiquiatra tan docto y versado que nos dijo hace algunos años algo así: "Manifiestan buena salud mental aquellas personas que son capaces de vivir de modo distinto y coherente aún en medio de grupos sociales opacos y lineales en su mediocridad"

"El que tenga ojos para leer, que lea"

Y ahora, ¿qué significa ser cristiano?

lunes, 3 de mayo de 2010

Lo "políticamente correcto" = lo espiritualmente malo

Lo "políticamente correcto" son cosas como estas:

- Nunca hables de tu fe en Jesucristo en una reunión social, no se ve bien...

- Nunca hagas una oración en público, eso es para el ámbito privado, es además signo de intolerancia....

- Nunca hagas la señal de la cruz en la calle, eso no es "cool", es anticuado además...

- Si eres sacerdote, nunca hagas homilías en las que indicas el pecado y lo denuncias frontalmente, eso es de mal gusto, es poco elegante...

- Si eres un simple creyente, nunca hables de tu fe delante de los demás, eso es un pecado contra el pluralismo...

- Si trabajas en una dependencia pública no se te ocurra colocar imágenes religiosas en las paredes, eso no se ve bien, no está dentro del concepto de "imágen institucional" que manejamos...

- Cuando hagas un escrito o redactes un documento, no olvides poner el nombre del año que estamos viviendo pero jamás se te ocurra hacer una alusión a tu propia fe....

- Si eres sacerdote, no se te ocurra hablar o predicar de lo que está mal en tu entorno social porque eso es algo grosero, sobre todo si están presentes las autoridades o personas foráneas...

- Aún si eres creyente y cristiano, jamás se te ocurra regalar una Biblia a nadie, eso es poco elegante y de mal gusto, eso no se estila....

- Si quieres cantar canta, pero no se te ocurra cantar cosas en las cuales hay mucho "Aleluya" o "Jesucristo", eso es fundamentalismo...

- Si eres creyente y cristiano no te lo tomes tan en serio, sé más "abierto" porque sino no se ve bien, no es fashion....

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¿Qué diría Jesucristo de todo ello y de muchas más cosas parecidas que solemos decir o pensar cotidianamente?

¿Se acuerdan cuando advirtió sobre quien se avergonzare de Él delante de los hombres?

Es bueno pensarlo con calma y en Su Presencia.