viernes, 21 de mayo de 2010

Anorexia de alma

Resulta interesante observar y escuchar cómo el común de la gente suele repetir cosas que "se dice" sin jamás plantearse la veracidad o no de lo que se afirma. Solemos repetir lo que escuchamos sin atrevernos a investigar, a leer, a informarnos más seriamente, a comprobar lo afirmado. Muchas veces utilizamos como principal y única fuente de información el diario "chicha" de medio sol o el segmento de chismes en la tele o en la radio o una página peregrina de internet de contenido errático y sin confirmar.

Una triste realidad de nuestros pueblos latinoamericanos es que no leemos, o mejor: leemos muy poco y leemos mal. Y cuando leemos nos fijamos en escritos que son tan superficiales que mejor hubiera sido para nosotros nunca haberlos leído. Una buena parte de nuestros jóvenes no tienen un hábito definido de lectura, índice de poco conocimiento, de poca verdad en sus vidas. Varios de los diarios que se exhiben en las esquinas de nuestras calles tampoco educan a leer sino a mirar figuras o fotografías. Y así vamos aumentando nuestra anorexia de alma.

Muchas veces he pensado que gran parte de la postración económica, social, familiar y cultural de nuestros pueblos se debe a que no nos han educado en la buena lectura, no nos han sabido infundir el amor por la verdad, no le hemos tomado cariño a la real investigación científica, por ello como sociedad manifestamos poco afán de superarnos integralmente. Repetimos y repetimos cosas, frases, adagios, opiniones, dichos, etc. Nos llenamos de prejuicios, preconceptos e ideologías con cosas y medias verdades que nunca confrontamos o contrastamos científicamente.

Hoy, además, la cibernética y los demás adelantos nos han facilitado más la anorexia de alma, por ello nos vamos convirtiendo en ávidos devotos del "cut and paste" o del "copiar" y pegar". Producciones e ideas propias: poquísimas y recicladas.

¡Qué bueno sería ver en nuestro Perú, por ejemplo, más bibliotecas que discotecas u hostales!

Sin embargo no pasa eso, todo lo contrario. A propósito: ¿Alguien ha contabilizado el número de discotecas, pubs, night clubes y hostales de nuestras localidades y los ha comparado con el número de bibliotecas por localidad? Creo que el resultado ya a simple vista puede ser deprimente o de infarto. Más todavía cuando nos damos cuenta de que nuestros sistemas educativos no enseñan a pensar con la propia cabeza. Lectura y pensamiento-reflexión: curiosos y raros deportes de una raza extraña y en proceso de extinción acelerada.

No hay nada más animalizante que el convencer a nuestros jóvenes que el leer no sirve de nada. Sin embargo ese es el mensaje que les damos al observar los letreros y avisos de nuestras calles, de los periódicos y de los banners de la misma internet. Nuestros chicos y chicas absorben la cultura del inmediatismo y facilismo. A más anorexia de alma, más vacío existencial, más animalidad, más trago, más sexo cosificado, más soledad, más muerte.

¡Cuánto bien hace el ser amigo de los libros! ¡Cuánto bien hace haber invertido tiempo y neuronas en la buena lectura! Yo estoy muy bien convencido de que una sociedad que lee y lee bien y lee libros buenos y con espíritu crítico, es una sociedad que no se deja engañar. Pero mientras estemos bajo el embrujo de la sensualidad, de placer fácil y pasajero, de las emociones peregrinas, siempre caeremos en el engaño, en la seducción de las ideologías que destruyen al hombre y que lo postran en sus mismas miserias y le cortan las alas para que no pueda volar. No por nada nuestra latinoamérica aú no aprende la lección de su historia pasada y por ello luego de que parecía haber superado la triste etapa histórica de un trasnochado socialismo panfletario y unineuronal ahora vuelve sus ojos sobre líderes reciclados y contrahechos que pretenden una involución social que a la postre nos dejará peor que antes (Castro, Chávez, Evo, Correa, Humala y otros. A propósito: varias veces me he preguntado cuántos y qué libros habrán leído los señores antes mencionados...).

Y esta misma anorexia de alma nos esclaviza de lo inmediato, de lo que es consumible, de lo que es disfrutable y gozable, de lo tocable, de lo palpable y comible, de lo bailable y tragable. Y ese es el mejor anzuelo del otro espectro, atractivo y seductor, del consumismo, mano siniestra de la ideología del capitalismo, ahora llamado economía de mercado (con todos sus líderes conocidos y ocultos en reuniones de grandes directorios). El no leer, el no investigar, el no informarse de verdad, el no cuestionarse, el no reflexionar nos hace caer en las redes sutiles de este moderno dios que nos somete a todos, querramos o no, socialistas y capitalistas, rojos y azules, gringos y cholos, para ofrecerle la adoración de quienes como no saben a quién adorar le han ofrecido sus vidas y sus almas anoréxicas.

¡Cuánto bien nos hace leer y leer de verdad!

¡Y cuánto bien nos hará el ver que con más y mejores lectores también, claro que sí, aparecerán verdaderos escritores, transmisores de verdad y de libertad!

Porque también hay escritores que más les hubiera valido no conocer el arte de las letras ya que con lo que esbozan y narran sólo distraen a la misma gente anoréxica de alma, les sacan un rato de su modorra para contarles ilusiones y para hacerles comer "luces de bengala" (Coelhos, Capras, incluso Vargas Llosas y otros).

Necesitamos acercarnos a La Verdad, a La Libertad.

Hay autores que nos pueden ayudar mucho en este trabajoso esfuerzo por ganar verdadero conocimiento que ilumina y transforma, que alimenta y cuestiona a la vez. Se me ocurre mencionar a escritores y autores como: J.L. Martín Descalzo, H. Nouwen, J. Lafrance, M. Quoist, A. Alaiz, J. M. Pemán y otros más clásicos como: Juan De la Cruz, Teresa de Ávila, Fr. Luis de Granada, G. Papini, F. Dostoiewski, N. Kazantzakis, M. Unamuno, A. Machado y Laín Entralgo. Son los que se me vienen a la mente de inmediato. Quizá la mayoría de ellos son muy desconocidos entre nuestros modernos estudiantes, acostumbrados a los Harry Poters y cosas parecidas...

¿Podremos hacer algo ante la oleada fuerte de inmediatismos y superficialidad que nos rodea y que nos hace creer que somos felices teniendo el alma con una anorexia de muerte?

Que el Señor Jesucristo nos conceda sed de verdadero conocimiento que no embota ni obnubila sino que da vida eterna.

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