jueves, 14 de marzo de 2013

¡¡¡Bienvenido, Francisco!!!

Dios es increiblemente sorprendente.  Y esta verdad sobre Dios se ha vuelto a poner ante nuestros ojos esta vez en la elección del nuevo Sumo Pontífice, S. S. Francisco I. 

Y como hijo deLa Iglesia, a la que me debo y a la que le debo todo, no puedo sino decir a nuestro nuevo Santo Padre: Bienvenido.  Bienvenido Francisco, hermano, padre, pastor, Vicario de Jesucristo.  Bienvenido Francisco, sucesor de San Pedro, Obispo de Roma y Primado de La Iglesia.

Y en verdad me ha emocionado mucho el enterarme de la noticia por la radio, en un primer momento, y saber tantas cosas bellas y significativas sobre S. S. Francisco: Es el primer Papa latinoamericano, religioso jesuita, de corazón mariano, hombre sencillo y austero. 

El nombre que ha elegido es también muy significativo: Francisco.  Y no sería nada extraño que Dios desde el cielo guíe sus pasos para que lleve adelante una obra "de reconstrucción" al interior de La Iglesia.  Y no es que la fe esté destruida ni que antes sólo hayan existido sombras. La obra de S.S. Benedicto XVI ha sido luminosa y sólo el tiempo nos dirá el alcance de todo lo que él hizo y enseñó.  Sin embargo, tal como el propio Benedicto XVI lo anunciara en su momento, La Iglesia necesita una fuerza nueva desde el propio Obispo de Roma.

Los primeros detalles del pontificado de S. S. Francisco I ya hablan muy claro y fuerte de hacia dónde irán las cosas en el camino que recorrerá La Iglesia en los próximos años: Fraternidad, sencillez, austeridad, cercanía, caridad, comunión.  Es hermoso el contemplar a Francisco I poco antes de ser Papa lavando los pies a niños con cáncer, viajando en el metro o en el bus público.  Y, para nosotros latinoamericanos, es hermoso saber que uno que ha vivido cerca de nosotros ahora es nada menos que Vicario de Jesucristo, hombre de confianza del mismo Dios.

Gracias Francisco I, gracias por haber dicho SI, por haber estado disponible, seguramente al más puro estilo ignaciano: con total indiferencia, evaluando el tanto-cuanto, haciendo vida la propia oblación hecha ante el Señor luego de los ejercicios espirituales.

Gracias Francisco I,cuenta con nuestra oración y con nuestra obediencia, con nuestro apoyo y también con nuestra disponibilidad.

Bienvenido seas Francisco I.

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