domingo, 22 de febrero de 2009

¡Juan Pueblo se reporta!

He recibido una carta de Juan Pueblo. Me parece que no les he hablado de él pero debo decirles que es amigo de un buen amigo. Me ha sorprendido y me ha alegrado su carta, no me la esperaba. Aquí se las paso al costo porque me ha parecido algo muy malo el no compartirla, luego me dirán lo que piensan. He aquí que Juan Pueblo se reporta:

Desde algún lugar del mundo, a 20 días del mes de febrero del 2009.
¡Incola ego sum in terra!

Recordado Israel,

Hacía varios días que tenía pensado escribirte porque sé que el tema te interesa bastante, tanto como a nuestro común amigo, y como él me dijo que estabas un poco lejos, pues me dije: a escribirle, y aquí están mis letras.

Verás: tu sabes que yo sigo metido en el asunto éste de trabajar de anónimo en la Iglesia y que echo una mano aquí y allá en cualquier cosa, en especial hablando del Maestro, Jesucristo. Sucede que hace poco me invitaron a una de esas "reuniones eclesiales" de varios días, donde asiste toda la representación de la Iglesia en mi sector, tú sabes: curas, monjas, catequistas, gente piadosa, gente de avanzadas, etc. Bueno, yo como siempre soy reacio a ir a ese tipo de eventos pero contraviniendo mis propios gustos fui por darle un alivio y una alegría a mi párroco que de equipo pastoral siempre carece.

Y nada, que entre reunión y reunión fui conociendo a diversidad de personas, lo cual en cierto modo me fue animando pero capté -ay de mí- una cosa extraña: Varios comenzaron a mirarme como a un bicho porque tuve el "desatino" de hablarles de Jesucristo, del Maestro. (...) ¿Te imaginas? En plena reunión se nos quería meter por las narices un montón de cosas: que si la preocupación por el tema social, que si la inculturación, que si nuestra opción por los pobres, que si el tema de la ecología y del ambiente... Y por hablar del Importante me fui sintiendo algo desplazado.

Y creo que con un poco de dolor me doy cuenta de que era verdad aquello que nuestro común amigo me contaba: que Uds. dos se reunían para hablar a escondidas de Jesucristo, dado que si los escuchaban ciertos personajes de Iglesia de seguro que los tildaban de espiritualistas, conservadores o cosas así.

Y es que, mi querido Israel, son impresionantes las maneras tan patrañeras de silenciar la presencia de Jesucristo aún en los ambientes de fe. Hablamos de todo (también de todos), pero del Importante nada, ni pío. ¿Y nuestras catequesis? Pues te diré que he escuchado ciertas catequesis que me han dejado muy mal. ¿Cómo podemos pedir conducta moral a una persona si antes no le hemos llenado el alma, no le hemos dado un sentido a su corazón, no le hemos mostrado una razón personal; si antes no les hemos presentado a Aquel que sustenta una vida moral verdadera? Me aterra pensar en una vida cristiana sin Jesucristo (Gloriosa la memoria de Miguel, el P. Miguel, que dijo: "Para mí el Reino de Dios es Jesucristo y si me dicen que el Reino es otra cosa pues entonces no me importa el Reino de Dios"). Yo no podría "portarme bien" sólo por razones doctrinales o éticas. Si he comprendido que debo llevar una vida recta es porque antes he conocido a Jesucristo y Él es el sustento de mi moral.
Pero vamos, hablar de estos temas es las más de las veces quedarse sin auditorio o exponerse a eso, a que te miren como un bicho.

¿Y qué más? Recuerdo cuando nuestro común amigo me refería aquella conferencia que tú diste sobre la persona de Jesús y la necesidad de él para la salvación. Y te mandaste un discurso de polendas sobre aquel "No hay otro nombre por el cual podemos ser salvos que el Nombre de Jesús". Y te llovieron las críticas de fundamentalista y estrecho por decir que sólo Jesús es el Salvador universal. Pues yo relacionaba estas cosas con las que me pasaron en aquella reunión y no puedo sino concluir que algo nos pasa a varios cristianos y católicos que nos resulta incómodo ser plenamente convencidos de nuestra fe.

Me he quedado espantao por esas ideas que circulan en algunos ambientes eclesiales... A eso le llaman tener "mente abierta" Mira tú a lo que se llega.

Y cerrando la idea creo que hoy como ayer, hablar de Jesucristo a bocajarro sigue siendo peligroso, pero no tenemos otra opción si queremos ser pregoneros suyos, amigos suyos, servidores suyos.

Cuánto le eché de menos al maestro en esa reunión, me sentí fuera de foco.

Quería compartir contigo este asunto y decirte que estamos en las mismas, siendo servidores de Jesucristo, El Absoluto, en un mundo extrañamente relativo.

Un abrazo, buena mar.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Padre es verdad que a veces cuando queremos hablar de Jesucristo nos ven como bichos raros, le digo esto porque me ha pasado que ha veces cuando en la familia o con amistades he querido tocar el tema Jesucristo o religion me han mirado como diciendo esta loca o he recibido burlas solapadas, creo que ese es el motivo por el cual siento que me estoy quedando sola sin "amigos" por el hecho que he optado por ser diferente, por querer cambiar mi vida para bien, pero creo que realmente vale la pena darlo todo por Jesucristo gracias Padre por que cada vez que escribe nutre mi alma y me da aliento y fuerza para seguir adelante a pesar de todas las dificultades.
LG

Anónimo dijo...

Gracias querido Padre Israel, por esa "carta" de Juan Pueblo que podiamos firmar muchas veces muchos de nosotros.
Qué es lo que nos tapa la boca ? Por qué no somos pregoneros de lo que creemos ? ¿Por qué no encontramos momento oportuno ?.
Decimos, y es verdad, que el testimonio de nuestras obras es el mejor pregón que podemos pronunciar, y con ello solucionamos,
el miedo a esas miradas de que habla su carta,
la vergüenza, a lo mejor, de ser los únicos que pronuncien la palabra "Cristo",
el peligro de que nos tachen de retógrados voluntarios y no tengamos cabida en otros ambientes.

Creo, P.Israel, que a la vez existe una gran dosis de cobardia, hay un deseo verdadero de ser valientes.
No sabemos interpretar las palabras de Jesùs, cuando dice a sus discipulos que "hay que estar en el mundo, sin ser el mundo".
Pero hay que estar ¿no le parece?

Maria Consuelo