domingo, 11 de mayo de 2008

aDios Carlitos

Dicen que el suyo es un país civilizado.
De todos modos él nunca lo llegó a conocer, ni siquiera le dieron tiempo de abrir los ojos, no le dieron chance de presentarse entre nosotros.
Muchas que dicen que defienden los derechos de la mujer afirman que él seguramente no era más que un quiste, una especie de muela fastidiosa que su mamá decidió extraerla porque le resultaba muy problemática... era un niño problema.
De todos modos, él nunca sabrá de todo lo que se ha discutido de los miles y miles que a diario pasan su drama en "limpios" y "seguros" hospitales o en el interior de clandestinos consultorios en donde se arregla "fácilmente" y con "seguridad total" el problema del "atraso menstrual".
Ayer le encontraron.
La señora aquella que le encontró en un balde cubierto de sangre afirmaba en medio de su llanto que le había visto mover un poco el bracito...
Los empleados de limpieza pública le pusieron Carlitos, así le "bautizaron".
De todos modos él ya tenía un nombre en el corazón de Dios.
Carlitos murió en un balde envuelto en su propia sangre.
Estaba ya bien formadito, pero eso no les interesará a quienes aseguran que él no era una persona sino un bulto que no puede considerarse un ser humano todavía.
De todos modos Carlitos no sabrá que hoy tanto como hace varios siglos se discutía si los indios de américa tenían alma o no, ahora en una época tan "civilizada" -la nuestra, claro- hay no pocos que se dicen humanos y que se sientan a discutir si el embrión de un ser humano merece respeto o no, de si merece vivir o no. Algunos dicen que eso no es un tema religioso sino un "tema social"...
Carlitos murió en un balde, no llegó a abrir los ojos.
Quizá resultó un problema para la que fue su madre; quizá el que le engendró no quería hacerse cargo de él; quizá la que hubiera sido su abuela consideró que Carlitos iría a representar una mancha en el honor o en la reputación de su familia y de su buen apellido; quizá Carlitos iría a ser un real problema para la economía de sus engendradores; quizá tuvo la mal suerte de llegar cuando sus engendradores ya no tenían como alimentarle y claro, decidieron "interrumpir el embarazo".
Quizá Carlitos no era más que un bultito de carne que no podía considerarse persona sino sólo cuando hubiera podido hablar y ser fuerte y tener mucho dinero e influencias para poder hacer prevalecer sus derechos y formar una ONG donde pudiera defenderse o atacar a otros carlitos.
Carlitos murió en un balde y le encontraron en la berma central de una avenida. Cerca de él pasaban muy temprano muchos escolares que -gracias a Dios- obtuvieron la gracia de ser considerados personas antes de nacer.
Pero Carlitos no fue el único que murió ayer antes de poder abrir sus ojos.
Porque ayer -y también hoy- murieron 1,095 Carlitos y Juanitas en este Perú que se dice creyente. Porque 400,000 niños mueren por año antes de nacer en un país como el nuestro. Muchos no morirán en baldes en medio de una avenida, muchos morirán destrozados por unos fierros en el vientre de su madre, otros serán quemados con ácidos, otros recibirán una inyección, y todos acabarán en algún botadero porque no lograron la suerte de ser considerados personas...
Dicen que con ellos se fabrican esmaltes de uña que luego usan las señoras y señoritas muy respetables -y las otras también-.
Y todavía existen hoy personas que sufren más porque se mueren las focas en tal o cual lugar, que se desesperan porque se murió una ballena en una playa... Pero a ellos mismos ni les interesa que en sus mismos países diariamente se matan a miles de niños en el vientre de su madre. Seguramente estamos llegando a un extremo de inhumanidad tal que sólo nos conmueve que se mueran unos animales, un toro, una foca bebé, pero no nos dice nada que hayan humanos que promuevan políticas abortistas, es decir, maniobras asesinas de miles y miles de niños que cometieron el único delito de no saber defenderse por sí mismos (Dicen que se trata de considerar el sentimiento de las mujeres que no quieren tener hijos... pero no se les pasa la cabeza que los Carlitos y Juanitas tienen también sentimientos y mueren gritando y sufriendo en silencio...)
aDios Carlitos. Dile a Él -una vez más, como Jesús- que los humanos no sabemos lo que hacemos.
Y tú, Carlitos, perdónanos porque seguramente lo único que haremos será callar y suspirar por tí pero es seguro que pocos o muy pocos gritarán por tí.
aDios Carlitos, sí, anda con Él, arriba te tratarán mejor que aquí.
aDios Carlitos.

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