domingo, 18 de noviembre de 2007

Estáte, Señor, conmigo

Estáte, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y, cuando decidas irte;
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin Tí me quedo,
de si Tú sin mí te vas.

Llévame en tu compañía,
donde Tú vayas, Jesús,
porque bien sé que eres Tú,
la vida del alma mía;
si tu vida no me das,
yo se que vivir no puedo,
ni si yo sin Tí me quedo,
ni si Tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte,
temo, Señor, tu partida
y quiero perder la vida,
mil veces más que perderte;
pues la inmortal que tú das,
sé que alcanzarla no puedo
cuando yo sin Tí me quedo,
cuando Tú sin mí te vas.

La fe es amistad, es dinamismo interior que se renueva cada día, a cada momento. En la amistad con Jesucristo siempre existe el riesgo de la périda, es una amistad amenazada (los enemigos de ésta amistad los sabemos muy bien quiénes son).
"Llévame, Señor, contigo" En nuestro trato con Jesucristo siempre experimentamos una cierta nostalgia, una nostalgia de amistad plena con él, una nostalgia de plenitud. Nos sentimos muchas veces lejanos de la verdadera casa nuestra, nos damos cuenta de que vamos caminando a oscuras muchas veces, en medio del frío de la lejanía de la casa paterna. Y sentimos la necesidad de la compañía del más bueno d ela familia, Jesucristo.
"De si yo sin tí me quedo..." Desde que le hemos conocido nos parece que lo peor que nos podría pasar sería perderle a él, quedarnos sin él. Él ha entrado en nuestras vidas y ha tomado posesión de todo lo que somos, si él se va entonces ya no hay nada, ya nada tiene sentido.
"Por eso más que a la muerte, temo, Señor, tu partida" ¿Qué es la muerte frente a perder definitivamente a Jesucristo? La muerte es sólo un paso obligado, el perder a Jesucristo es una desgracia inmensa.
Para pensar:
¿Cómo nos sentimos cuando no podemos recibir a Jesucristo en la comunión eucarística?
¿Sentimos su ausencia cuando no tenemos el sagrario cerca de nosotros?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando no recibo a Jesús Eucaristía me siento muy triste, porque Él es mi alimento.Y en realidad me siento débil, no soy la misma, mi carácter cambia.
Ahora que se me hace dificil ir a diario a la Santa Misa, me doy más cuenta de cuánto necesito a Cristo en mi vida. Y en realidad, Él me espera con tanta alegría y tanta compasión por mi. Cuánto me ama el Señor, que me une a Él a pesar de toda mi miseria. Gracias Jesús!!!!