lunes, 23 de agosto de 2010

¡Necesito un papá! ¡Necesito un papá!

"¡Necesito un papá! ¡Necesito un papá! ¡Por favor, ayúdeme!"
Hice bastante esfuerzo para disimular que se me partía el alma al escuchar a la pequeña Cielo gritar así con lágrimones en los ojos: tener sólo siete años y notar que el corazón se le desangra porque no tiene un padre a quien querer y en quien apoyarse.

"¡Necesito un papá! ¡Necesito un papá!"
Yo no sé quién habrá sido su papá, nunca tuve la mala suerte de conocerlo, felizmente; sólo sé que el que le engendró abandonó a "su pareja" cuando la embarazó. Se fue para seguir ejerciendo su oficio de padrillo reproductor por ahí, aumentando así la vergonzosa estadística de los niños y niñas sin padre que hay en el Perú.

"¡Necesito un papá! ¡Necesito un papá!"
Yo creo que también la señorita -¿o señora?- que ha planificado ya tener un niño sin casarse ("Horrooooor hija, ¿cómo crees? Ni loca que estuviera") lo dice también en el fondo del alma. Claro, ella sólo piensa en lo rico que se siente tener en los brazos ese montoncito de carne tibiecita que hace pompas de saliva y que tiene color rosadito bien lindo; ella sólo quiere sentir eso bonito que es tener ese nuevo muñequito, ese moderno chichobello que se puede abrazar y que luego le dará la satisfacción de sentir que le diga "mamá"; qué le importará a esa ¿señorita? que ese montoncito de carne luego crezca sin saber quien rayos fue su padre, porque quizá él fue fruto de un buen fajo de billetes y un apropiado y moderno banco de esperma a donde la ¿señorita? recurrió, toda ella, para obtener esa cosita linda, ese montoncito de carnecita tibia y preciosa que es como un chichobello bien avanzado que hasta dice "mamá".

"¡Necesito un papá! ¡Necesito un papá!"
Su cuerpecito está intacto, bien formadito, en medio del charquito de sangre se ve su diminuta mano, está bien formada: la punta de la pinza con que el lloroso activista pro-vida lo va mostrando a la cámara nos dice que ese no-nacido también está gritando desde el cielo que necesita un papá... bueno, tampoco tuvo una madre, porque esa chiquilla sólo quería salir del apuro bien pronto -ahora tendrá que revisar mejor los condones y tomar la píldora el día siguiente y no el día anterior, pues-. Por eso se lo hizo sacar del vientre como quien se saca una muela picada, ahí en el dentista. Es uno de los 400 mil abortos perpetrados cada año en el Perú (Y eso que no tenemos leyes pro abortistas...).

"¡Necesito un papá! ¡Necesito un papá!"
Su alma lo dice a gritos aunque ella trata de acallar como puede esa voz. Ella es un "chica moderna", siempre lleva en su carterita los jebes que va a regalar a sus parejas para que se protejan. Ella cree que sabe amar pero no sabe que en el fondo también está necesitando desde hace años un padre que la quiera... Pero a falta de padres, ante tanta escasez de hombría: vengan los condones-hostales-discotecas-perreo, todos ellos amparados por: las oenegés liberales-la o.m.s.-las feministas a ultranza-los librepensadores caviar-los fieles devotos de Malthus.

"¡Necesito un papá! ¡Necesito un papá!"
Nunca tuvo en verdad uno que mereciera ese nombre: Padre. Porque su viejo siempre estaba fuera de casa y conocía bien el deporte de la infidelidad, pillo el viejo. Cierto que su mamá tenía un carácter inaguantable y que él también quería huir de casa. Y huyó de casa hace ya más de diez años... Ahora vive en la calle, al pie del muro ese con otros patas metiéndose tremendos vuelos a cada rato para olvidar que el fondo él nunca tuvo un padre.

"¡Necesito un papá! ¡Necesito un papá!"
Nuestra sociedad no quiere escuchar el grito que sale del fondo del alma. Preferimos vacilarnos, armar la juerga y seguir siendo un país fiesta. Dénnos pan y circo que eso nos basta, un par de chelas lo arregla todo pé compare, no te hagas paltas pé. Y así vamos, sin Padre conocido, sintiéndonos a veces hermanos pero sin ganas de preguntar por el Padre común, sin menos ganas todavía de obedecer sus leyes y mandatos.

Y el Viejo Eterno, el Papá Bueno, ahí está. Con sus pantuflas color cielo, enfundado en la antigua bata con la que creó el mundo hace un ratito nomás, mirando por la ventana de arriba a ver si estos chicos alocados acaban la juerga de una vez por todas y dejan de matarle el Hijo que tanto ama, el mismo Hijo que ensangrentado pero sereno le vuelve a decir muy quedo casi al oído: "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen".

Y el Viejo Bueno una vez más esperará a que termine el festín.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Padre, ¡Aleluya! que bueno que se animo a escribir ya era hora, estaba extrañando mucho, poder leer sus artículos ahora que ya no esta con nosotros, es una manera de sentirlo cerca, hacernos reflexionar un poco. Dios es grande y muy bueno conmigo creo que demasiado por que no lo meresco, pero este artículo me llego en el momento preciso como una respuesta de mi Dios.Gracias Padre. Cuidese.
Saludos.
Lorena

Anónimo dijo...

Padre sus escritos son muy edificantes no tiene que dejar de escribir, esperamos siempre sus escritos. Saque su email de este blog, y le envie un email, espero que lo lea, admiro su amor radical por Cristo y desde mi condición de religiosa quisiera amar a mi Señor con radicalidad y hacer que lo amen. Cuidese, oro con frecuencia por Ud.

Anónimo dijo...

En verdad Padre que dá muchísima alegría que se haya animado a escribir.
El panorama que nos muestra es triste y crudo pero 100% real,así estamos y parece que para la mayoría está pareciendo lo más normal. Verdaderamente si comprendiéramos si todos supiéramos que Dios es nuestro Padre y nos ama, y que en esta vida sólo estamos de paso,pero, para esto,alguién nos lo tuvo que poner en el corazón, en la mayoría de casos nos lo tuvieron que enseñar.Sin embargo no se hartan de decir que el Perú avanza,espiritualmente y moralmente
creo que avanzamos equivocadamente.Gracias por plantear estas realidades,me servirán para mi oración y mi diaria entrega.
Me acojo a su oración.
H.Maribel,oic