Le recomiendo estas medidas de seguridad:
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Aplíquese una dosis diaria de Santo Rosario con
letanías incluidas (dependiendo de la infección de miedo que tenga, puede
aplicarse dos o tres dosis diarias, no hay peligro de sobredosis).
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Use protector espiritual en todo lugar: medalla de San Benito
exorcizada, o un Detente del Corazón de Jesús, o el Escapulario de la Santísima
Virgen María. Usarlos con discreción,
incluso debajo de la ropa.
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Use el barbijo de las buenas palabras, no comente lo
negativo ni pondere el aparente triunfo del mal o de la muerte: bendiga,
perdone, interceda.
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Purifique sus manos con agua bendita haciendo la Señal de
la Cruz al entrar o salir de casa.
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Mantenga distancia del pecado mortal y del venial, de
toda mundanidad o contemporización con el mundo y con la carne. Decídase a vivir en el Espíritu y ningún mal
le alcanzará.
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Acérquese a confesarse con sinceridad y deseo de
convertirse.
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Reciba la Santa Comunión en estado de gracia, de rodillas y en
la boca, lo más frecuente que sea posible.
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No tenga temor, pues el que vive en Usted, el Espíritu Santo,
es más grande que el que reina en el mundo. Repita cada día las veces que
pueda: Jesús, en Ti confío. En momentos
en los que fastidie el miedo o la inseguridad: rezar el Acto de Abandono de San
Carlos de Foucault.