jueves, 30 de agosto de 2012

Sentir con La Iglesia

Shalom!

Los últimos acontecimientos que van ocurriendo en el Perú, más en concreto: en Lima, me llevan a escribir esta reflexión, sobre todo cuando está de por medio La Iglesia en la persona de algunos de sus pastores. 
Y de fondo está en juego la vivencia de un principio de fe y un criterio de discernimiento básico que muchas veces se olvida por la vorágine de cosas que se suceden y que no dan pie a ninguna reflexión tranquila, dando paso a expresiones más emotivas y apasionadas que razonables y serenas.

- El caso de la ex PUCP y la intervención de La Iglesia.  Lo que ha pasado con la citada universidad, ex católica y ex pontificia, es, según veo, un indicativo de lo que en verdad ocurre hoy en día con muchas personas e instituciones que se dicen católicas pero que en verdad hace mucho que dejaron de serlo, o a lo sumo pretenden serlo pero muy "a su modo".  Catòlicos por la libre, dirían algunos. 

La ex PUCP fue fundada por religiosos católicos en un preiod donado para ese fin y asumiendo desde su fundación unas normas que la harían católica y de rango pontificio.  Eso estuvo muy claro por lo menos hasta hace treinta y cinco o cuarenta años.  Lamentablemente desde la década de los setentas del pasado siglo, aquella casa de estudios sufrió una progresiva transformación ideológica y se conviritó en un centro de estudios que originó una buena parte de las mentes más contestatarias o más diametralmente opuestas a la fe católica de siempre. 

Desde hacía varios años los arzobispos de Lima intentaban reordenar o reorientar el curso ideológico de la ex- PUCP.  Los resultados fueron casi siempre los mismos: rechazo, contestación, rebeldía, escándalo público y mediático.  La directiva de la ex-PUCP no pudo encontrar mejor motivo para su rebeldía cuando el actual arzobispo de Lima y primado del Perú, decidió intervenir más enérgicamente y con las suficientes bases legales, históricas y canónicas pertinentes.  Ya desde hacía varios años cierto sector de la opinión pública le había puesto al cardenal Cipriani el "sambenito": de autoritario, oscurantista, ultraconservador o estrecho de mente.  Se armó entonces el argumento pasional y emotivo del asunto a favor de las pretenciones de la Ex-PUCP: El Cardenal Cipriani, a nombre de una Iglesia Católica oscurantista y autoritaria, conservadora y estrecha de mente, quiere despojar a esta universidad de lo que le pertenece e instaurar el reino de la oscuridad en sus claustros.

¿Qué queda de fondo?  El sabor amargo de constatar hasta qué punto puede avanzar en su radio de influencia sobre los jóvenes e intelectuales peruanos un pretendido "catolicismo no católico", una "pontificidad sin pontífice".  

Y este problema es también y lamentablemente, un indicativo de lo que pasa en la calle con muchas personas que afirman sin dudar que son católicos pero que a su vez no se sienten para nada ligados a un párroco, ni a un obispo ni menos todavía, a un Sumo Pontífice.  Y son también católicos que para nada se sienten identificados con La Eucaristía ni con la práctica de los demás sacramentos.  Católicos que pretenden ser parte de La Iglesia pero que a su vez no ven para nada necesario pensar como piensa La Iglesia sobre el mundo, sobre el ser humano y sobre Dios mismo.  En resúmen, estamos ante la triste realidad de los: Católicos anticatólicos.  Me viene a la mente el caso del potecito de "Manty" que ya no dice "mantequilla" sino sólo "esparcible", pero eso sí, con color y sabor de mantequilla (Sólo que los fabricantes de "Manty" son más honestos que los actuales directivos de la ex-PUCP, ya que ellos han preferido cambiar la palabra "mantequilla" por "esparcible", admitiendo que ya no es mantequilla lo que nos venden. La Ex-PUCP tiene ante la opinión pública el deber de dar una lección de honestidad y nobleza al cambiar su logo y su letrero y poner en lugar de "Pontificia Universidad Católica del Perú", que ya no lo es ni de hecho ni de corazón, un logo y un letrero que diga algo así como: "Universidad Librepensadora del Perú").

Si queremos llamarnos católicos debemos asumir nuestro deber de pensar y sentir con La Iglesia.  No existe el católico a su modo o a su manera.  Si no estamos dispuestos a la obediencia a los legítimos pastores (El Papa, los Obispos) pues no seamos católicos, hay muchas sectas para escoger y al gusto del cliente.

- El caso del P. Garatea.  Hace unos meses el Arzobispado de Lima decidió no renovar las licencias ministeriales al P. Gastón Garatea.  Para tomar semejante medida las autoridades eclesiásticas tomaron en cuenta diversos factores que quedan en reserva.  Él es miembro de una comunidad religiosa que deberá destinarlo a prestar servicio en otra diócesis. Sin embargo me resulta sorprendente la reacción del propio P. Garatea, que frente a esta situación toma la actitud de víctima, acude a unos medios de comunicación para "denunciar" que no se le puede "expectorar" tan fácilmente y gana luego protagonismo como héroe que se enfrentó a una organización -otra vez- opresora y autoritaria.

Es una pena que el P. Garatea halla olvidado sus clases de teología.  O quizá la teología de pensar en paralelo le ganó la cabeza sin darse cuenta él mismo.  Todo religioso y sacerdote católico sabe que la obediencia religiosa y el sentido de comunión eclesial rechaza por principio todo sentimiento de victimismo y todo afán de protagonismo.  Todo aquel que pronuncia sus votos religiosos es conciente de ello y para eso se prepara no un día ni dos, sino un año o más, por lo menos.

Cuando la fe es poca o es nula, toda visión sobrenatural desaparece y nace el sentimiento de ser perseguidos injustamente, ya no se ve al pastor, al Obispo, como alguien que -incluso a veces severamente- nos corrige o enseña el camino, sino que se termina viendo al opresor, al amo injusto, al explotador, alguien frente al cual siempre debemos estar en contra, diga lo que diga.

Muy mala demostración de fe católica, P. Garatea.  Pésimo ejemplo de fe y de virtud religiosa.  Mal ejemplo de trabajo por la comunión eclesial.

No se puede ser católico a contraposición de los legítimos pastores, el Papa y los Obispos.

- La intervención, en algunos medios, de Mons. Bambarén calificando el comunicado de los Obispos del Perú.  Este es un caso aún más delicado y también doloroso. Se trata de un obispo emérito que en un medio de comunicación "levanta su voz" en contra del último comunicado del Consejo Permanente de los Obispos de la Conferencia Episcopal Peruana.

Según Mons. Bambarén, es un hecho vergonzoso el que los miembros de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana hayan "declarado públicamente" su adhesión al Señor Cardenal sobre el tema de la Ex-PUCP. 

Evidentemente se trata ahora de un pastor, aunque jubilado, de La Iglesia.  Un Obispo que, según el informe periodístico y el texto de su carta, no está de acuerdo en la resolución de este tema.

¿Qué decir?  ¿Cómo interpretar esta carta y declaración?  Creo yo que el enemigo de nuestra salvación, el diablo, es un experto en hacer pelear a los hermanos para escándalo de los fieles.  Y si los que se "pelean" son dos obispos, más ganancia para el enemigo. 

Bajo el mismo principio de Sentir con La Iglesia prefiero, católicamente hablando, estar de lado del Sumo Pontífice, El Papa (no sólo es la voz del Cardenal Cipriani, sino que es la voz que viene de Roma, del Papa).  Hace muchos años un venerando sacerdote dijo en una discusión muy candente sobre temas teológicos: "Prefiero estar en el error con El Papa que estar en la verdad con los galos".  Yo diría lo mismo, aún respetando y orando por Mons. Bambarén.

Creo que es evidente que La Iglesia no es un partido político ni es una secta más entre otras.  Es la misma institución de Jesucristo.  Y -como dijo un obispo español- La Iglesia no es un molusco, tiene sus espinas y hay que saber digerirla, porque esa es la voluntad del Señor. 

Ser católico es estar en comunión con el Santo Padre, con nuestro Obispo y evitar todo sentimiento de rivalidad, todo sentimiento de grupo, todo sentimiento de persecución.  El centro no somos nosotros, es Jesucristo.  Cuando hay fe verdaderamente evangélica puede entenderse la obediencia y la comunión fraterna.

Que El Espíritu Santo nos ayude a construir comunión en La Verdad.